Por María Eva Dorigo, desde Estados Unidos.
Una frase se repite no sólo entre los Demócratas sino también entre Republicanos, aunque no todos lo dicen en voz alta: “Trump is unfit for office” (Trump no es apto para la presidencia).
En estos cuatro años ha demostrado nula capacidad de liderazgo y colaboración. Ha azuzado el fuego cada vez que le fue posible con declaraciones ofensivas o mentirosas, adaptadas a sus necesidades de triunfalismo y de egocentrismo. Él no puede nunca verse como un “loser”(perdedor). Sólo mantiene colaboradores que lo adulan y que nunca le llevan la contra. Si no es así, entonces no tiene problemas de echarlos y reemplazarlos, como hacía en su reality “The apprentice”, allá por 2004, donde catapultó la frase “you are fire” (está despedido). Pero esto no es un reality sino la realidad, y él ya no es un CEO de una empresa de bienes raíces, es el Presidente de los Estados Unidos.
Hemos sido testigos durante estos cuatro años de la manipulación de la que Trumo es capaz. Hará todo lo que esté a su alcance y más allá por ganar su reelección. Las encuestas todavía no están a su favor, no ha logrado incorporar más votantes a su base dura del 40%. Por lo cual, hará todo lo posible para que no se incorporen nuevos votantes (personas que votan por primera vez y personas que nunca votan) en la elección de noviembre. Diferentes estudios han apuntado a que cuanta más gente participa de la votación, más probabilidades hay para los Demócratas de ganar.
“nunca en la historia hemos tenido un Presidente que combine todas estas características nefastas”, como lo es Trump.
Éste es un Presidente inusual, permanentemente hace cosas fuera de libreto. El ex ministro de trabajo del Presidente Clinton, Robert Reich, dijo: “Hemos tenido nuestra cuota de presidentes estafadores, Warren Harding y Richard Nixon; de intolerantes, Andrew Jackson y James Buchanan; de incompetentes, Andrew Johnson y George W. Bush. Pero nunca en la historia hemos tenido un Presidente que combine todas estas características nefastas”, refiriéndose al mandatario actual.
Pero hay una teoría que están barajando varias personalidades de la política: “¿Qué hacemos si a pesar de perder, Trump se atrinchera en la Casa Blanca alegando fraude electoral?”
En varias declaraciones durante los últimos meses, repetidas veces,, algunos periodistas le han preguntado si aceptará el resultado de las elecciones, y si en caso de perder concederá un paso de mando pacífico. Trump contestó: “Vamos a ver, no voy a decir que sí ahora, voy a ver”.
Respecto a esto, el ex Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad Interior (DHS), Miles Taylor, en una entrevista con CNN, aseguró: “Donald Trump peleará brutal y vigorosamente para no perder las elecciones. Pero no sólo me refiero hasta el 3 de noviembre, sino luego del 3 de noviembre. Mi preocupación es que la disputa electoral, luego de las elecciones de 2000 entre Bush y Gore, se verá como una pelea de niños en comparación con lo que el Presidente podría hacer si cree que tiene una chance de deslegitimar las elecciones. En este momento, estamos presenciando un malestar social generalizado livianito, que puede convertirse en una tormenta con grave poder de destrucción si el Presidente no muestra más responsabilidad cuando se refiere a las elecciones, o al proceso democrático”.
Por su parte, Barack Obama también mostró preocupación diciendo que la administración Trump ha demostrado que no tendrá inconvenientes en destruir la democracia, si es lo que se requiere para ganar las elecciones.
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