Para pensar la crisis del periodismo
Por Gonzalo Magliano / @gonmagliano
Hablar de Carlos Ulanovsky es hablar de periodismo. Se inició en esta profesión en 1963 y desde entonces trabajó en innumerables diarios y revistas de Argentina y México y ha escrito libros fundamentales como Estamos en el aire y Días de radio. Preocupado por el momento crítico que vivimos, acaba de publicar En otras palabras. 35 periodistas jóvenes (entre la grieta y la precarización) -Editorial Punto de Encuentro- donde entrevistó a representantes de la nueva generación de trabajadorxs de prensa con el objetivo de pensar posibles futuros mejores.
“El libro parte de la idea de que yo empecé a sentir que el momento del periodismo argentino era un momento de baja o de muy baja creatividad”, afirma Ulanovsky a Agenda Sur. A partir de ahí empezó a tirar de un hilo que lo llevó a pensar junto a otrxs colegas (Juan Amorín, Luciana Peker, Julia Mengolini e Iván Schargrodsky, entre otrxs) un escenario complejo, a veces desolador, donde prima la concentración de medios, la precarización laboral, la revolución digital (con la presunta muerte del papel) y la lógica de las operaciones mediáticas.
La mayor virtud de este libro (cuyos dividendos serán íntegramente para el colectivo de La Garganta Poderosa) es haberle consultado a las personas que trabajan en los medios diariamente y no a las estrellas consagradas. Son periodistas que aman un trabajo que suelen definir como oficio y que para vivir de ello tienen que dedicar varias horas para una diversidad de medios que pagan mal y a destiempo. La precarización es una palabra que atraviesa a todas las entrevistas y define mucho este presente.
En parte por esta situación; otro tanto por el debate por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (hoy casi anulada por un decreto del presidente Mauricio Macri); el libro nos recuerda algo que solemos olvidar: lxs periodistas no siempre son los medios en los que trabajan, y ellxs lo tienen muy claro. “La verdad que tranquiliza”, dice Ulanovsky y parece traslucir algo de esperanza en sus palabras.
Sería muy duro que sólo existiera lo que él define como el “Partido Mediático”, es decir “un conglomerado de medios que yo ni siquiera los llamaría hegemónicos (ya me aburrió esa definición) pero que pelea diariamente el poder”, explica. Quizás su cara más visible sea algunas de sus figuras, muchas de las cuales, según Ulanovsky, funcionan como operadores políticos.
“Yo hablaba el otro día con algunos amigos periodistas y digo: deberíamos hacer una solicitada todos aquellos que nunca fuimos un 4 de julio a la Embajada de Estados Unidos, deberíamos firmar esa solicitada los que realmente creemos que no somos colegas ni de Majul, ni de Lanata, ni de Leuco, ni de Daniel Santoro -por supuesto- digamos de ninguno de esos personajes que tienen como fuentes personajes tan interesados en generar una determinada información”, cuenta sin titubear.
Al leer las entrevistas de “En otras palabras” descubrimos un mundo diferente dentro de los medios. No todo es operación y tampoco no todxs lxs periodistas se casan con la línea editorial del medio donde trabajan. Por ejemplo, le escapan a la lógica de la grieta. “Creo que lo tienen mucho más resuelto que yo. Para muchos, dicen que es un invento de Lanata, otros dicen que es como un invento comercial, que con eso se ha hecho negocio. Y es probable que sea así”, explica Ulanovsky .
Periodistas de medios alternativos y/o cooperativos, públicos o universitarios forman parte del libro, pero sin ser puestos en una categoría diferente a los que trabajan en medios tradicionales. En definitiva, para Ulanovsky “el periodismo es buscar información, sistematizarla, ordenarla, ponerla en valor periodístico y redaccional y transmitirla de la manera más honesta posible sin ningún tipo de manipulación alrededor. Eso es el periodismo, lo demás es operación o propaganda”.
Por su parte, Ulanovsky tiene una visión difícil de lo que viene, pero realista, aclara. Sin embargo, no piensa resignarse. “No le veo una solución inmediata (a la crisis del periodismo). Ojalá que el libro sea un pequeño aporte y se venda mucho para que La Garganta reciba buenos dividendos. Por lo demás, yo seguiré haciendo lo que tenga que hacer que es periodismo”, afirma.