La izquierda vuelve al poder en Uruguay
Yamandú Orsi, del Frente Amplio –FA-, es el presidente electo de Uruguay, asumirá el cargo el 1 de marzo de 2025 y comandará el país hasta el 2030. Así, las fuerzas progresistas se consolidan como mayoría en América Latina: entre ellas se destacan los gobiernos populares de México, Brasil, Venezuela, Colombia y Chile. En el otro extremo, de derecha y casi aislado en la región, Javier Milei es el mandatario de Argentina.
Yamandú Orsi dio su discurso ante la militancia durante los festejos en la capital, Montevideo. “Triunfa, una vez más, el país de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad. Voy a ser el Presidente que convoque una y otra vez al diálogo nacional para encontrar las mejores soluciones, escuchando muy bien lo que nos dicen los demás”. Deberá buscar el diálogo porque lo necesitará para gobernar: el FA tendrá una mínima mayoría en el Senado (16 de 30, más el eventual voto de la vicepresidenta electa Carolina Cosse), pero será minoría en Diputados (48 contra 49).
Orsi es oriundo de la ciudad de Canelones, profesor de historia, tiene 57 años y representa una izquierda moderna y moderada. Su referente político es el expresidente José “Pepe” Mujica. Ambos militan en el Movimiento de Participación Popular –exTupamaros- que integra el Frente.
El FA ganó el bajotaje con el 49.84% (1.196.798) de los votos positivos -hubo 4.30% en blanco o anulados- contra el 45.87% (1.101.296) del candidato oficialista de derecha: Álvaro Delgado era el representante del actual presidente Luis Lacalle Pou, quien no pudo presentarse porque en Uruguay no hay reelección, pese a terminar su gestión con más del 50% de imagen positiva. Con más de 2.3 millones de ciudadanos habilitados para votar, la participación en esta segunda vuelta fue del 87.3% del padrón electoral.
El Frente Amplio venció en el balotaje a toda la derecha junta que conforma el actual oficialismo.
El Frente de izquierda se fundó en 1971 reuniendo en sus filas distintos partidos: del centro izquierda socialdemócrata y la democracia cristiana, a la izquierda del ex Movimiento guerrillero Tupamaros y la izquierda marxista. Gracias a su democracia interna y al gran trabajo de la militancia ha logrado construir una identidad común: son “frenteamplistas”. Desde 1999 es la primera fuerza política del país cada vez que hay una elección nacional y llegó a gobernar durante 15 años consecutivos, con Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y José Mujica (2010-2015) como presidentes. En 1999 y 2019 ganó las primeras vueltas, pero no pudo evitar el balotaje que perdió, en la última ante Lacalle Pou. Esta vez el resultado fue otro y venció a toda la derecha junta que conforma el actual oficialismo: los partidos Nacional y Colorado, la extrema derecha de Cabildo Abierto y un par de agrupaciones menores.
La tradición de una democracia ordenada se confirmó una vez más en Uruguay: enseguida el candidato oficialista reconoció el resultado. “Quiero mandar, con todos los actores de la coalición, un fuerte abrazo y saludo a Yamandú Orsi y al Frente Amplio”, manifestó Delgado. Perdió las elecciones, pero no se considera “derrotado”, dijo en el discurso al que calificó “el más difícil que dio su vida”. Luego, Luis Lacalle Pou recibió a Orsi en el Palacio de Torre Ejecutiva para dar inicio a la transición.
Los ejes de la campaña
El principal problema de las y los uruguayos es la inseguridad: tiene una tasa de criminalidad alta y ascenso, 11.2 cada 100 mil habitantes, cuando el mismo índice en Argentina es 4.4. Según una encuesta realizada en junio por Cifra, la inseguridad fue señalada por el 47% de los consultados. La violencia asociada al narcotráfico es la gran preocupación de los uruguayos. El 55% de los asesinatos se concentra en Montevideo. Luego le siguen los temas económicos y el empleo. La corrupción, la falta de transparencia, los índices de desigualdad y la pobreza infantil fueron los principales planteos del progresismo del FA.
Durante la campaña, Orsi debió soportar las fake news: el 13 de marzo pasado, Yamandú Orsi, en ese entonces precandidato por su fuerza política, habló a todo el país tras ser acusado de un supuesto episodio de violencia contra una mujer trans ocurrido en junio de 2014. “Acá no se están metiendo sólo con una fuerza política, es también con un candidato, una persona y una familia”, aseguró. En setiembre, la fiscal de Ciudad de la Costa, Sandra Fleitas, archivó la investigación e imputó a Paula Díaz, la mujer trans que había hecho la denuncia, y a Romina Celeste Papasso, quien la orquestó.
Cómo el Frente Amplio construyó la victoria
Alejandro Sánchez, jefe de campaña, reivindicó la apuesta que hizo el Frente al interior del país, con la elección del candidato Yamandú Orsi. Si bien es histórico que al Frente gana en los grandes centros urbanos, y perdió en la mayoría de los departamentos del interior del país, esta vez tuvo muy buenos resultados sumando muchos votos allí, en los bastiones tradicionales del Partido Nacional. Si bien el FA sólo ganó en 5 de los 19 departamentos (Montevideo, su gran fuente de votos, más Canelones, San José, Paysandú y Salto), mejoró su performance en 18 de esos distritos. El fututo Gobierno deberá ser “mucho más audaz” a la hora de buscar acuerdos y estar dispuesto a “incorporar la visión de otros”, destacó el senador Sánchez.
Por su parte, Pablo Álvarez, encargado de las Relaciones Internacionales del Frente, considera “que, en el resultado de la primera vuelta, el Frente Amplio había consolidado mayorías propias en el Senado. La historia del balotaje nos indica que, en general, el Frente Amplio crece entre seis y ocho puntos de la primera y a la segunda vuelta electoral, mientras que la actual coalición de Gobierno, cuando se sumaban sus votos, perdían entre tres y cuatro puntos. Entonces había elementos de la historia y de contexto del resultado de la votación que nos daba grandes posibilidades de triunfo”.
La campaña “El Frente Amplio te escucha” tras la derrota del 2019 fue clave en la recuperación de la confianza del electorado con la agrupación de izquierda.
Luego de la derrota ante Lacalle Pou en 2019, el partido de izquierda uruguayo había llevado adelante su Congreso interno con una profunda autocrítica. La militancia salió a recorrer el país para preguntarle a las distintas organizaciones sociales y civiles cuáles habían sido las fallas de su último gobierno y qué propuestas tenían para el futuro: la campaña se llamó “El Frente Amplio te escucha”.
Con todo y las encuestas a favor, “tomando esos elementos, la estrategia fue salir a recorrer rápidamente por cuarta vez todo el país con todos los referentes del Frente Amplio. Planteamos elementos que eran centrales: la gobernabilidad, la honorabilidad, que fueron destacadas fundamentalmente en el debate. Creo que ahí estuvo un poco el eje de la campaña”, completa Álvarez. El resultado fue un aumento considerable del caudal electoral en el interior del país, donde se multiplicaron los comités de base.
También se sumó el apoyo extrapartidario directo y manifestaciones indirectas. Un caso destacado es el de la exvicecanciller del actual Gobierno, Carolina Ache, quien se negó a votar a Delgado, porque sabía lo que habían hecho con respecto al tema del cambio del pasaporte del narcotraficante uruguayo Sebastián Marset,detenido en Dubai.
“El triunfo de la fórmula propuesta por el Frente Amplio es el resumen de mucho trabajo, de acuerdos, y, sobre todo, de un país que sufrió un retraso enorme en los últimos 5 años”, destacó Verónica González militante de bases del FA. “El desafío es cubrir de trabajo las políticas públicas. La militancia tiene que ser un arma poderosa de transformación de la realidad”, agrega González.
La historiadora Sylvia Valdés explica la importancia política de este fenómeno: “Este método sirvió para neutralizar, en el lapso de gobierno de la derecha, los autoritarismos, el ascenso del conservadurismo y las crecientes desigualdades, que perfilaron un Uruguay más bien siniestro. Con un considerable aumento del narcotráfico y de la delincuencia en general. Es el mundo al que nos ha llevado el neoliberalismo”. Pablo Álvarez agrega “la importancia del fortalecimiento que tuvo el Frente Amplio como partido, su estructura y militancia. Durante todo este proceso, al fin y al cabo, fueron los que terminaron sosteniendo y respaldando la acción política”.
Hubo un aluvión de uruguayos residentes en Argentina que viajaron para votar, ya que es uno de los dos estados latinoamericanos, junto con Surinam, que no habilita el sufragio en el exterior. A pesar de que el precio del pasaje se redujera considerablemente, por la mala situación económica argentina en la primera vuelta electoral sólo viajó el 35 % de quienes viven allí. Ahora, para el balotaje, los militantes residentes en Argentina y el propio Frente Amplio hicieron enormes esfuerzos para bajar los costos a menos de la mitad. Además, lograron que gran parte de los votantes no pagaran el pasaje y recibieran alojamiento y comidas en Uruguay. Son los votos que llegaron de “un interior más alejado”, como prefieren llamarlo los militantes, para ayudar a que el Frente Amplio vuelva al Gobierno en Uruguay.