Festejos con cautela en la TV Pública: “Si mi viejo estuviera acá, estaría tratando de darnos ánimo”
Por Pablo Esquivel Lic en Comunicación Social. Periodista.
Son momentos de una cautelosa felicidad para Alejandro Gómez y sus compañeros de Canal 7. Es que la TV Pública, que integra Radio Televisión Argentina (RTA), junto con Radio Nacional y sus 40 repetidoras en todo el país, quedó fuera del listado de empresas a privatizar que figuraban en la Ley Bases. Siguió la misma suerte que Aerolíneas Argentinas y que Correo Argentino.
La exclusión de RTA del proyecto aprobado en el Senado les da cierto alivio a sus 2.387 empleados, pero saben que tienen que mantenerse alertas porque aun no es seguro que la Cámara de Diputados no rectifique esta definición, y retrotraiga todo al listado “privatizador” anterior.
En la TV Pública aún no hay cesantías ni proceso de retiros voluntarios, algo que sí sucedió en otro medio público como la agencia de noticias Télam, donde queda menos de la mitad de trabajadores que antes de comenzar la gestión de Javier Milei. Pero sí quedaron afuera columnistas que ingresaron durante el gobierno anterior que, según Gómez, tienen un “profesionalismo difícil de igualar”, a los que no se les renovaron sus vínculos.
Hoy el principal problema para los trabajadores de la TV Pública es el congelamiento salarial, junto con las horas extras de los fines de semana que fueron eliminadas. “En el área técnica dependemos de esas horas”, sentenció.
Alejandro nació en Claypole, Almirante Brown, pero ahora vive en la otra punta de la provincia de Buenos Aires: a más de 40 kilómetros, en la zona Villa Ballester, partido de San Martín.
Trabaja como camarógrafo desde hace tres años, con varios años como asistente de cámaras en su haber. Hizo dos años de producción e incursionó en programas de radio y comerciales. Siempre había sido asistente, y estar en la primera línea de cámara lo fue incorporando por gusto, mirando documentales, una de sus pasiones. Cuando entró al canal comenzó a añadir nuevos conceptos teóricos y también el conocimiento técnico que le dio el oficio.
“Empecé a hacer suplencias del puesto durante la pandemia por gente mayor que, con justa razón, estaba de licencia por cuestiones de salud o por edad. Era asistente de cámara y tuve la suerte de que me hayan elegido para la tarea. Con los años, acá adentro te vas haciendo en una profesión que se cocina con el fragor de la tarea. Uno aprende e incorpora bagaje técnico, y también uno aprende nociones del periodismo y qué es lo mejor que podes mostrar”, afirmó.
“Más de grande decidí darle un poco más de impulso a mi formación, por eso estudié periodismo, me recibí de técnico, y me gusta seguir temas de la política. Estuve súper metido con todo el tema de las elecciones el año pasado y además colaboro con un portal digital, en redes, siempre me gustó ‘la rosca’”, destacó.
Alejandro no puede ocultar su satisfacción por la resolución del Senado. La Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) expresó: “Luego de una enorme campaña de juntada de firmas en todo el país -que reunió más de 100 mil apoyos-, abrazos solidarios en las distintas emisoras locales, pronunciamientos institucionales de gobernadores, cámaras legislativas y las regionales de CGT y CTAs junto a las reuniones con legisladores, diputados y senadores, logramos que se retire Radio y Televisión Argentina del proyecto de Ley Bases junto a Correo Argentino y Aerolíneas Argentinas dentro de las empresas a privatizar. Es una conquista para preservar nuestra soberanía, federalismo y el derecho a la información”.
¿Qué es trabajar en los medios públicos en la era Milei?
-Es como si estuvieras en una silla a la que le falta una pata, vos no sabes en qué momento te vas a caer, estamos haciendo equilibrio. No es nada ajeno a lo que le puede llegar a pasar a alguien que está por fuera del Estado.
¿Crees que hay un prejuicio de la sociedad hacia los trabajadores del Estado?
-Siempre se habla de que trabajar en este sector te da una cierta seguridad que en otros lugares no hay, pero no lo veo tan así. He visto un montón de compañeros que se han ido en las anteriores gestiones, y les han puesto retiros voluntarios que no son más que una invitación a retirarse de la empresa porque no les quedaba otra. A muchos no les quedaba otra opción, estaban en situaciones económicas delicadas, con recortes salariales, falta de horas, supresión de derechos y artículos que están incluidos en el convenio de trabajo. Esto es algo similar.
¿Este gobierno en particular da un salto más en lo que es el desfinanciamiento de los medios públicos?
-Esta gestión nacional directamente se dice abolicionista del Estado. Es una administración complicada porque hay una persona que dice que va a ser un ‘topo’ dentro del Estado y que viene a destruirlo. Más claro que eso, imposible. Para nosotros es todo muy difícil, lo vivimos con congoja. Son muchas las familias que dependen de estas fuentes de laburo.
¿En qué se ve ese desfinanciamiento?
-El congelamiento salarial es brutal. Nos sacaron las horas extras, los pagos diferenciales por cubrir los fines de semana. Particularmente en el área técnica dependemos de esto. Es difícil poder afrontar una crisis como esta, con este estancamiento de salarios y la pérdida de derechos. Ya vemos venir que la situación será igual de grave que con lo que fue el gobierno de (Mauricio) Macri, o incluso peor, porque no les interesa para nada los medios públicos. De hecho, no les interesa nada que tenga que ver con la democratización de la palabra.
¿Cómo se plasma este odio por los medios públicos?
-Tienen un discurso único, que es el que se ve en las redes sociales, bastante áspero y difícilmente ellos aprecien algo tan democrático como es tener un medio público que llegue a todos lados y federaliza los discursos. Esto último hasta me preocupa más que mi salario. A mí me gustaría que el canal público pudiera mostrar un poco más de lo que pasa en el interior del país.
¿Eso ya se nota ahora con el ajuste de los últimos meses?
-Hoy lamentablemente con el desfinanciamiento que sufrimos, al igual que otros medios públicos, no tenemos la llegada que teníamos antes y es una pena. Más allá de lo que significa tener un festival de folklore, es necesario tener siempre una comunicación pública cotidiana que llegue a todas las provincias, que muestre esas voces que no suelen aparecer en otros medios como en los privados. Los intereses de ese sector son muy diferentes a los que tiene la TV Pública. Es una señal que llega a todos lados. Y eso se nota más en los lugares de la Argentina donde no llega Internet. Y esto tiene que ver también con los contenidos que los medios públicos brindan. Hay lugares donde la importancia de la TV Pública es muy palpable.
¿Pudiste notar ese alcance de la señal en otras provincias?
-En Rio Negro, por ejemplo, hemos ido a cubrir por tema de elecciones, o para mostrar cómo se desarrolla la minería, y vi pueblos donde hay bares que tienen puesto el canal en sus televisores. Se nos acerca el dueño del bar o los mozos y nos preguntan si somos de la TV Pública y nos reconocen el trabajo que hacemos. Nos cuentan que nos siguen a diario, comentan el noticiero, nos piden que vayamos más seguido. Pero en las condiciones que estamos es muy difícil plantear abarcar mayores contenidos federales.
¿Cómo se refleja el ajuste en la oferta de la programación de la TV Pública?
-No tenemos más producción propia que la de los noticieros y algunos partidos secundarios del fútbol de Primera División. Se me pianta un lagrimón cuando veo que pasan “Cocineros Argentinos” y sé que es un programa ya emitido. Es una pena bárbara que hayan terminado con ese programa, de lo más federal que había. La gente que hacía los platos no solo elaboraba la comida típica de cada región, sino que también lo hacían los propios cocineros de cada lugar.
¿Cómo cayó la exclusión de los medios públicos del listado de empresas a privatizar que estaba en la Ley Bases?
-Es un respiro para nosotros, no se te viene la pelota encima ahora, de golpe. Pero te soy sincero, a mí no me genera la tranquilidad en lo absoluto. Como ha pasado con otros organismos, ellos te desfinancian y es una manera también de irte sacando del lugar. La felicidad no es completa, esto es como un partido de fútbol y hay que esperar hasta el final. Mientras tanto, muchos aprovechan el fin de semana que ya no está el noticiero y tienen otros trabajos por fuera. Desde trabajar en lo técnico para un evento, asistir a una productora, los periodistas que también hacen otros laburos para otros lugares. Yo sigo con mi actividad en la cooperativa y eso en algún momento generará su ingreso.
¿Tu papá también trabajó varios años en el canal?
-Mi viejo estuvo en el noticiero, era asistente y se jubiló desde ese puesto, aunque también le gustaba el trabajo de cámaras. Aunque era un tipo formado, con bagaje literario, le encantaba estar informado y leía los fines de semana cinco diarios distintos. Yo crecí viéndolo hacer eso y hablándome de la televisión.
¿Cómo te imaginas que estaría si hubiese vivido lo que pasa ahora en el canal?
-Si bien no tenía una participación tan fuerte en lo sindical, tenía una personalidad que le llevaba a acercarse y darte un consejo, de que no bajemos los brazos. Estaría tratando de darnos ánimo. Siempre con tranquilidad. En el momento de la toma del canal durante los años 90´ con el menemismo, cuando quisieron cerrar el noticiero y privatizar la señal, resistieron incluso algunos hasta hipotecando su casa. Todo es muy cíclico, y termina volviendo. Acá vivimos algo parecido durante el macrismo y ahora vuelven esas reminiscencias, sufriéndolo en carne propia.
¿Qué ves para el futuro próximo?
-Pienso que va a ser difícil sobrellevar este mandato. No sé en qué va a decantar todo esto. Hay muchos políticos que hacen sus apuestas y dicen que esto está terminado, pero yo no creo eso y pienso que esto va a durar para largo. Van a tener que aparecer nuevos cuadros políticos con propuestas que puedan llegarle a la gente de una manera distinta.
*GENTILEZA www.diagonales.com