Internacionales

EEUU: Los límites a la inmigración

“Lo único que no estamos haciendo es disparando a la gente que cruza la frontera.”

Recientemente hubo una disputa judicial entre los Estados de Texas y el federal por la colocación de boyas gigantes con sierras. Entre boya y boya y alambre de púas alrededor, se construye el límite para evitar el ingreso masivo de migrantes que cruzan la frontera estadounidense por el Río Grande. Ya hubo muertes por ahogamiento gracias a este método utilizado en Texas. Para justificarse, desde el Estado de Texas utilizaron una cláusula en su Constitución que le permite “montar un ejército para su autodefensa contra la agresión extranjera”, comparando a la llegada de familias migrantes a una invasión militar. 
En palabras del gobernador de Texas Abbot durante una entrevista en un podcast conservardor: “Texas tiene el derecho de evitar que criminales lleguen a nuestro Estado. Lo único que no estamos haciendo es disparando a la gente que cruza la frontera, Por supuesto que el gobierno del -presidente Joe- Biden nos denunciará por asesinato…” 
Estas boyas, según el gobierno de Joe Biden están impidiendo al gobierno federal a realizar su trabajo de iniciar un proceso migratorio a toda persona apresada por la patrulla fronteriza. 
Hay una narrativa impuesta por los Republicanos que alega que Biden permite deliberadamente el aumento de la migración para destruir el país y que, como consecuencia, justifica una respuesta con medidas extremas. Cabe mencionar que a pesar de la decisión judicial que exige la remoción de las boyas, Texas ha hecho caso omiso. 
La realidad es que el tema del flujo migratorio es un problema de difícil resolución. La propuesta de los Republicanos ha sido poner barreras físicas, legales y medidas imprácticas. Además, han instalado la narrativa de los Demócratas como blandos y permisivos, lo cual no necesariamente se acerca a la realidad. El tema migratorio es tan candente que nunca se llega a un acuerdo y los que quedan en el limbo y al descubierto son los migrantes. 

El abogado de migración Ivan Yacub, entrevistado para Agenda Sur, resume la solución para la disminución del flujo migratorio hacia los Estados Unidos: “Lo que hay que hacer es generar mejores condiciones de vida en los países de origen”. Fácil de decirlo, difícil de implementar. Lo que Yacub propone es la creación de un Plan Marshall para Latinoamérica. Recordemos que el Plan Marshall se implementó luego de la Segunda Guerra Mundial para la reconstrucción de la Europa devastada. Esto requeriría un nivel de coordinación grande con los países que recibirían el dinero, con requisitos y limitaciones.
El año pasado Biden envió a su vice-presidenta Kamala Harris a tener conversaciones con los líderes de los países de donde provienen la mayoría de los migrantes, México y Centroamérica, con ningún éxito. En general, las conversaciones que se han tenido en los últimos años tienen más que ver con militarizar las fronteras, y no con solucionar el tema de raíz. 
Jonathan Blitzer, autor del libro “Everyone Who’s Gone is Here”, entrevistado por el programa de radio On the Media dijo que en décadas anteriores los migrantes que llegaban a la frontera con México eran principalmente familias Centroamericanas pidiendo asilo político. Sin embargo, últimamente se ven venezolanos, nicaragüenses, cubanos, personas provenientes de Sudamérica y el resto del mundo. Lo que el autor discute es que este flujo migratorio no está influenciado por políticas migratorias domésticas más o menos laxas, sino por agentes externos.  

Es importante remarcar la influencia que la política estadounidense externa de lucha contra el comunismo, sobre todo en las décadas de los ´80 y ´90, ha tenido en el influjo de ciudadanos centroamericanos hacia la frontera México-Estados Unidos. Respecto de esto, Blitzer asegura que “es importante remarcar que estos gobiernos recibieron no solo apoyo diplomático de los Estados Unidos, sino también asistencia militar, recursos financieros y asesoramiento, y esta política externa creó una nueva ola de migrantes pidiendo asilo político y refugio”. Al mismo tiempo, el abogado indica que, en los últimos años, los Estados Unidos es permisivo con algunos gobiernos de la región que cometen atrocidades o son culpables de corrupción, mientras que éstos colaboren en contener la migración en la frontera sur. 
Otro aspecto del problema de la migración tiene que ver con las leyes migratorias. Hubo una ley a mediados de los ´90 que indicaba que si un individuo cruzó la frontera de manera ilegal (no presentándose a las autoridades fronterizas de migración) o se quedó en el país luego de que su visa se venciera, se le impondría orden de deportación, así como la prohibición de regresar al país por cinco a diez años. Esta ley atrapó a las personas en este país sin la posibilidad de darles opciones para legalizarse. A la par existía otra ley (245I) que decía que si una persona es “irregular” y quería obtener sus documentos de residencia, podía pagar una multa de $1000, pero esta reglamentación tuvo una vigencia limitada y fue suspendida en abril de 2001. De allí, que en la actualidad hay mas de 11 millones de personas indocumentadas en los Estados Unidos. Según Ivan Yacub la solución para la regularización de las personas indocumentadas es reinstaurar la ley 245I, aunque encontrándonos a unos meses de las elecciones presidenciales, el gobierno de Biden no se anima a una movida de ese nivel. 
Biden sufre las consecuencias de las duras políticas migratorias implementadas durante el gobierno de Trump. Durante su gestión implementaron una ley llamada “remain in México”. Los individuos que eran registrados en la frontera por los oficiales de inmigración, eran obligados a permanecer en México mientras el proceso migratorio finalizara. El norte de ese país es una zona sumamente peligrosa, donde los migrantes son presa de secuestros, robos, violaciones y extorsiones. Esta ley generó la creación de “tent cities” (ciudades carpa) donde los migrantes vivían en condiciones indignas corriendo el riesgo de ser víctimas de crimen.

Más de 5.000 niñas y niños fueron separados de sus padres entre el 2017 y el 2021.


Además, durante la pandemia se implementó la ley donde apresaban a los migrantes que trataban de pasar la frontera para devolverlos de nuevo a México. Y lo que ocurrió es que aumentó el número de personas que intentaban cruzar evitando los puertos de ingreso una y otra vez, ya que no se les imponía la prohibición de 5 a 10 años mencionada anteriormente.  
Otra de las crueles leyes implementadas durante el gobierno de Trump, que fue suspendida por Biden, fue la ley llamada zero tolerance (tolerancia cero) que permitía apresar a familias enteras, para disuadir a las personas que pensaban llegar a la frontera de hacerlo. Esto tuvo nula influencia en el flujo migratorio, aunque tuvo consecuencias gravísimas para estas familias. Algunas de ellas fueron separadas y los niños no fueron registrados exhaustivamente. Más de 5.000 niñas y niños fueron separados de sus padres entre el 2017 y el 2021. Durante esa época hubo una orden judicial que exigió al gobierno de Trump a reunificar a los niños con sus familias. Además, al comienzo del gobierno de Biden se creó el grupo de trabajo de reunificación familiar, aunque hasta septiembre del año pasado todavía habían 1,000 niños sin ubicar. 
De acuerdo con Blitzer hay soluciones clave que se pueden implementar para ordenar el caos migratorio, pero son políticas de largo plazo, que llevarían largos debates y negociaciones. “Nos encontramos en un círculo donde las cosas que necesitan ser consideradas son tan a  largo plazo, que no resisten la inmediatez de nuestra política diaria”. 
Lamentablemente, y con las elecciones presidenciales tan cercanas -noviembre de este año, las narrativas punitivistas se reanudan y nadie que se presenta como blando ganará las elecciones, ni tampoco hay espacio ni tiempo para realizar cambios importantes a las leyes migratorias desde el Congreso.

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