Empresa Global y Beneficios. Primera entrega
De Nueva York a Nueva York. Un libro que aparecerá en EEUU, y habla sobre manejos financieros fraudulentos. Pone como ejemplo a las mecánicas utilizadas en el caso VICENTÍN.
VICENTÍN, gran empresa exportadora de granos y derivados, en el 2019 anunció sorpresivamente su default. Así dio lugar a la crisis empresarial más grande del país, al menos desde la quiebra del Grupo Greco en Mendoza a principios de los 80. Actualmente la firma VICENTÍN se encuentra en un concurso preventivo (un proceso judicial para evitar la quiebra) que está suspendido por la sospecha de que su tramitación fue fraudulenta. Hoy los directivos de VICENTÍN están procesados penalmente por delito de estafa, mientras el Estado Nacional parece haberse desentendido de la cuestión luego de su interés inicial.
VICENTÍN es un grupo de 30 empresas, que tiene 1500 millones de dólares de deuda, repartida entre más de 2500 acreedores. El principal, Banco Nación con 300 millones de dólares de crédito impagos. Si hoy se vendieran los activos de VICENTÍN, esto no alcanzaría para cubrir ni la mitad de su deuda. Siete mil de los puestos de trabajo se encuentran en peligro. Todo conjugado en que se desempeña en el estratégico rubro de las agro-exportaciones, principal fuente de ingreso de dólares al país. En el horizonte se asoma el desguace, los despidos y la apropiación por parte de la transnacional GLENCORE del activo más valioso de VICENTÍN: su extrusora de granos (la mayor del mundo) llamada RENOVA.
Javier Ortega es profesor de Derecho Penal en la Universidad de Avellaneda y participó como abogado en la fallida intervención a VICENTÍN. Junto con David Shapiro, ex fiscal y actual profesor de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, escribieron un libro que trata sobre el caso desde una perspectiva internacional. Con Javier hablamos en AGENDA SUR
¿Cómo fue que terminaste siendo parte de la intervención de VICENTÍN?
En realidad me enteré horas después de que hicieron el anuncio en la conferencia de prensa de la que participó Alberto Fernández, aquel 8 de junio del 2020. Yo no sabía nada. Pero ese mismo día, en horas de la noche, el sub-interventor me llamó para decirme que a las 6 de la mañana del día siguiente yo tenía que estar en aeroparque para ir a Avellaneda-Reconquista, Norte de Santa Fe, la sede de la empresa.
¡Qué sorpresa! Un poco improvisado todo…
Y sí, todo fue así en esta trama. Yo en el avión tuve que ir estudiando el expediente electrónico que me lo pasó a la madrugada, de favor, un amigo que trabajaba en un banco acreedor, y que tenía acceso al mismo. Pero no te creas que las maniobras de VICENTÍN, que se auto insolventó a propósito, tuvo mucha precisión quirúrgica tampoco. Ellos, y las transnacionales que actuaron en connivencia, fueron muy desprolijos. Actuaron con una impunidad total. Esto porque cuentan con el apoyo de la triada formada por parte importante del poder judicial, de los grupos económicos y de los medios masivos de comunicación. Hasta del señor del Duna….
¿El gobierno los envió a Ustedes a expropiar la firma?
No. Eso era imposible. Constitucionalmente una expropiación tiene que salir por ley del Congreso, pagándose la indemnización correspondiente. El Gobierno a lo que nos mandó a Avellaneda-Reconquista, en el Norte de Santa Fe, fue a intervenir la firma, a protegerla, ya que entendió que el patrimonio de la empresa, de sus acreedores y de sus trabajadores, estaba en peligro bajo la conducción que entonces VICENTÍN tenía. Conducción que es la que sigue teniendo, cambios cosméticos mediante. Los decisores de VICENTÍN son los mismos ayer y hoy. Ahora están en su mayoría procesados por el delito de estafa, con libertad bajo caución. Si a esto le agregás que el grupo VICENTÍN es un conglomerado de 30 empresas, de las cuales sólo VICENTÍN SAIC se presentó en concurso preventivo, caés en la cuenta de que las otras 29 continúan haciendo lo que quieren. El Gobierno no estaba tan errado.
¿Y qué pasó?
Pasó que el Juez del concurso dispuso que la conducción más indicada para la empresa fuera la de su directorio original. Ese directorio que llevó a la firma a la cesación de pagos, y del cual sus integrantes están acusados por fraude en la justicia penal. Pero el Juez de Reconquista ordenó que el Estado se apartara, y que volvieran los mismos que chocaron la firma.
¿Y cómo está ese juicio concursal ahora?
Mirá, estos directores acusados por fraude que siguen manejando la empresa, hicieron una propuesta de acuerdo preventivo. El acuerdo preventivo es la reestructuración de la deuda que el empresario insolvente pacta con sus acreedores para salir de la crisis. Pero la propuesta realizada es violatoria del derecho de propiedad. Esto porque impone una quita de más del 80%. O sea, si te debían 100, cobrás 20. Y en 12 años. Ofrece vender activos que están inhibidos de ser transferidos ya que la Justicia Penal debe determinar si no son producto de un delito. Además, también transgrede la igualdad de los acreedores, ya que si tenés una acreencia chiquita, te la pagan toda. Busca VICENTÍN con esa zanahoria que los acreedores pequeños le voten a favor del acuerdo. Esto porque para aprobar el acuerdo necesitás que la mayoría de los acreedores te lo voten. Con el chiquitaje inflás el número de votos. Pero si sos un acreedor grande, apenas te devuelven el 20%.
Conferencia en la Universidad de la Ciudad de Nueva York de Javier Ortega y David Shapiro sobre el caso VICENTÍN, Julio de 2022.
Un momento. Para que le aprueben el acuerdo necesitan del voto de la mayoría absoluta de los acreedores…pero en tanto y en cuanto esa mayoría represente los dos tercios del capital. Para llegar a los dos tercios del capital van a precisar también que alguno de los grandes les voten positivo. ¿Cómo van a hacer si les devuelven solo el 20% a esos grandes?
Acá viene la otra parte. Parte de los grandes acreedores financieros, que son los bancos transnacionales como el Rabobank, el FMO y la CFI, también les van a votar a favor.
¿Pero por qué?
Porque la mayoría de esos bancos extranjeros ya rescataron sus pérdidas que les ocasionaron los incumplimientos de VICENTÍN gracias a seguros contra default que tenían. Por eso lo denuncian penalmente a VICENTÍN, un requisito formal para activar esos seguros. Luego, los mismos que en la denuncia trataron de estafadores a VICENTÍN, ahora les aprueban a los estafadores el acuerdo. Parte de lo que ofrecen en pago está sospechado de ser mal habido. Como si en tu propuesta de pago incluyeras dar unos autos que se sospecha que te robaste. Además, en los procesos concursales, es típico que los grandes arreglen cosas por debajo de la mesa, y de eso ni te enterás en el expediente.
¿Y el Banco Nación?
El gran perdedor. No tiene seguros contra default hasta donde sé, y no entrarán en las componendas con las transnacionales que quieren apropiarse de VICENTÍN, como sí lo hacen los bancos extranjeros. Las garantías que tiene Banco Nación no son buenas (hipotecas en tercer grado o embargos de cuentas donde hoy VICENTÍN ya dice que no va a seguir depositando). Así que es dificultoso que recupere algo de sus 300 millones de dólares prestados. Los otros grandes damnificados son los trabajadores del Norte de Santa Fe. La propuesta de acuerdo de VICENTÍN ni siquiera los tiene en cuenta, y hasta ofrece vender el edificio de la sede central de la empresa.
¿Y quién es el gran ganador?
GLENCORE…