En los barrios

Postales de Tigre: Bichos del jardín

Por Tom Dieusaert @argentomas

Benteveo.

El rey (o la reina) de este verano es el Abejorro. Hay una planta trepadora que viene de la casa de la vecina con unas florcitas violetas y le encanta a estos ‘drones’ (nombre en inglés). Se acerca y mete su cuerpo gordo entero adentro, plegando sus alas y emborrachándose del néctar adentro. Después va culo para atrás — alas plegadas — hasta que está afuera en la rampa de portaviones, despliega las alas y va a la próxima. No molesta en absoluto y no creo que pique. También le gustan las flores amarillas de calabaza. Son diferentes a los ‘bumblebees’ europeos (que parecen tener un tapadito de piel negro/amarillo). El otro día pregunté a Erik, un amigo biólogo, si eran machos los abejorros (yo pensaba en la sociedad matriarcal de las abejas, con una reina que se queda en casa mientras que los machos trabajan) y me dijo “no, hay hembras y machos. Es un tipo de abeja nada más. Hay cientos de tipos de abejas.”

Benteveo. Parecen tener cierto parentesco con el Martin Pescador, pero tiene otros colores, amarillo con una mascara tipo mapache. Muy lindo pajarito. A veces lo veo posado al borde de la pileta para tomar agua o se tira desde el borde para revolcarse un toque en el agua y seguir volando para el otro lado de la pileta. A veces se sienta sobre lo que queda del palto (este arbolito caprichoso se secó por completo en diciembre, ¿por falta o exceso de agua?), a veces se posa en la pérgola, acompañado de su pareja.

Lombriz tigrense. Es una aberración llamarle a esta lombriz “californiana”. Sus abuelos eran de Tigre, sus padres eran de Tigre y el día que se separa de su otra mitad (por culpa de un palazo bienintencionado por ejemplo). Sus dos partes van a seguir siendo tigrenses. Y el abono que hace no es de menor calidad que la californiana, consta, aunque parezca tener más caché, el abono “Made in USA”.

Isoca. Aparecen a veces cuando uno revuelve la tierra, son unas larvas de escarabajo. Blancas. Enormes. Dan un poco de asquito. Aparentemente son dañinas para las plantas porque comen las raíces.

Palomas. Parecen ser tan sanas y gordas esas palomas que se posan sobre los árboles y la pérgola que me parecen ser muy gustosas para comer.

Los gatos piensan lo mismo de las torcazas. Estas palomitas pequeñas e inocentes se sientan sobre las ramas bajas del jacaranda, dando mucha ventaja a gatos medio entrenados y no tan gordos como los míos. Igual sospecho que Félix y Pipo cuando se agazapan y saltan ridículamente tarde, más por instinto, lo hacen para caretear. Caretean también cuando estoy afuera y hay otro gato o gata del vecindario dando vuelta y se hacen los territoriales y gritan y maúllan para sacarlos.

Pavo de monte. Las palomas son bastante ruidosas cuando aletean en los árboles, pero si hay mucho ruido y se ve una mancha negra entre las hojas, muy probable que sea un pavo de monte. En el delta son más comunes, es raro que vienen hasta el continente (bueno técnicamente estamos en una isla pero una isla asfaltada) pero capaz tiene que ver con el efecto benigno de la cuarentena que dio un respiro a los animales salvajes.

Hormigas: Comen y arrasan con todo, las hojas de la mandarina, los brotes del tomate, las hojas de la Santa Rita, … pero las dejo. Algunos les ponen veneno pero creo que son parte del microcosmos del jardín y ponen un buen ejemplo de ética laboral para otros bichos, como mis gatos que son unos auténticos “planeros”.

Caracoles: por las lluvias abundantes de febrero salieron de todos lados. Me los encuentro entre las plantas de tomate, chupando la fruta. En alguna época mi mejor respuesta a esta plaga era comerlos. Es muy trabajoso la preparación. Primero hay que curarlos, poniéndoles en un balde con polenta, así desechan toda la basura que pueden tener dentro de las tripas. Después hay que sacarles la baba y hervirlos un buen tiempo (fuera de su casita calcárea) y luego hay que meterlos de nuevo en su casa, esta vez con perejil, ajo y manteca. Además, de trabajoso es bastante cruel y lo peor es que el gusto tampoco es “wow”. Tienen una consistencia chiclosa y lo más rico es meter el pan en la manteca derretido. Cuando cumplí 13 años pedí como comida de cumpleaños “des escargots”, no creo que lo volvería hacer. La verdad, en francés parecen tener más gusto.

Colibrí o picaflor. cada vez que veo una me alegro muchísimo. Esta es una de esas grandes ventajas de vivir en Sudamérica (además de poder tener tomates fuera de un invernadero), ver a este pajarito hermoso. Este ‘chupamirto’, como lo llaman también, es un poco histérico, se queda volando en frente de una flor, pero como no se decide y va a otro. Para los indígenas americanos, el colibrí era una encarnación de una deidad. Es una de las figuras centrales de Nazca.

Mosquitos: hay demasiados.