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Panorama político: Aislamiento social, economía preventiva y política obligatoria

La política del aislamiento social dio, hasta aquí, muy buenos resultados generales en términos comparativos con otros países del mundo, particularmente con los líderes y la potencia de la región, Brasil. La estrategia económica contempla la contención “por abajo” de personas y empresas, para evitar una crisis social aún más grave que la generada por las condiciones muy precarias en las que estaba el país cuando apareció el Covid-19. A su vez, se avanza en el acuerdo por la reestructuración de la deuda. En el aspecto político, los acuerdos con otras fuerzas se tornan indispensables para preservar la salud de la población en contextos de pandemia.

La salud social

Argentina tiene actualmente una tasa de 8.1 muertos por millón de habitantes, muchísimo más baja que la de otros países. En Chile, sin ir más lejos, sube a más de 23 fallecidos. Bélgica, sede de la Unión Europea, encabeza la lista con 79 fallecidos, y todos los países centrales están en la cúspide: España, Reino Unido, Francia, Italia, EE.UU., Suecia… Brasil es el país con más fallecidos de los últimos siete días y ya está entre los cuatro con más cantidad de muertos por Covid en todo el mundo. Nosotros estamos muy lejos de esos índices. Y es importante saber que Argentina cuenta hoy con 12 mil 799 camas de terapia intensiva y que, por Covid, sólo están ocupadas 170 plazas. Contabilizando todas las patologías, solamente hay aproximadamente un 40 por ciento ocupadas; Chile el 81 % y Brasil el 90 %. El ministerio de Salud, que no es ya meramente una “Secretaría”, articula con todos los ministros de cada provincia la política a seguir, con el asesoramiento de los principales expertos en infectología del país. Las/os científicos argentinos, encabezados por el biólogo Adrián Vojnov, investigador principal del CONICET y director del Instituto de Ciencia y Tecnología Dr. César Milstein, lograron un test de detección molecular rápido para le Covid-19, con el 100 por ciento de efectividad y muy económico. La salud y la ciencia públicas, adelante.

Otra cuestión es cuando el Coronavirus se cruza con la desigualdad social. Y la Ciudad de Buenos Aires es el mejor y más triste ejemplo: con el PBI per cápita más alto del país, con índices europeos, tiene la tasa de contagio concentrada en las villas, donde luego de 13 años de gobierno PRO, algunos de los barrios no tienen siquiera agua potable. La muerte de la militante de La Poderosa, Ramona Medina, quien había denunciado la falta de agua en la villa 31 de Retiro, Carlos Mugica, es todo un símbolo de la tragedia. Como lo es que pegado a esa villa se levante una de las zonas más ricas de la Ciudad, como símbolo de la opulencia. La Ciudad concentra la mitad de todos los contagiados del país. Así como se cruzan las personas y los barrios, también los datos: según las estadísticas publicadas por Letra P, a fines de marzo el 75 % de las muertes correspondían a personas de clase alta que habían tenido la posibilidad de viajar al exterior. Dos meses después, en las últimas dos semanas de mayo, la relación se invirtió: el 76 % pertenece a la clase baja. La pandemia no reconoce estratos, pero las condiciones para enfrentar el Coronavirus no son las mismas en uno y otro nivel social. En Nueva York sucedió lo mismo: dos tercios de los fallecidos eran negros y latinos. Ellos son los que no cuentan con un servicio de salud y tienen actividades laborales que los exponen mucho más a los contagios; no hacen “home office”.


Con todo, la “salida de la cuarentena” también será desigual dependiendo no sólo de las necesidades económicas, sino del nivel de circulación del virus en cada provincia. En general, según la información a la que accedió Agenda Sur, en el Gobierno está tomada la decisión de levantar el aislamiento entre el 10 y el 15 de junio. Claro que esa medida se reevalúa día a día. Y también es cierto que en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) -CABA más conurbano bonaerense- la situación es mucho más compleja y es factible que se retrotraigan ciertas flexilizaciones concedidas recientemente. Hay una liberalización de hecho que practican muchos/as que supera la formal que hacen los gobiernos: se puede ver gente sin barbijo o mal colocado, hablando cara a cara en las esquinas. De hecho, en Córdoba capital o en ciudades como Baradero o Chascomús ya se retrocedió a fase anteriores.

Economía preventiva

La reestructuración está avanzada. También según fuentes cercanas al Gobierno, para mediados de junio se firmaría el acuerdo, lo que daría “aire” y recursos para estimular la actividad económica. Mientras tanto, continúan los anuncios para inyectar dinero “por abajo”, para los sectores más vulnerables. Esta semana, por ejemplo, se anunció un aumento por decreto para las/os jubiladas/os para “ganarle” un poquito a la inflación. Nunca será suficiente en tanto las jubilaciones no permitan vivir dignamente a los ex trabajadores, aunque lentamente sus haberes se recuperan y las medidas ya no impliquen una estafa como lo fuera la llamada “Reparación histórica”. Además, habría $1600 para unos 540 jubilados en reemplazo de los bolsos de comida, una política de la nueva gestión de Fernanda Raverta en la ANSESS. Algo similar ocurre con el congelamiento de tarifas. No así cuando las grandes empresas exigen el mismo tratamiento que se les brinda a las PyMEs; quienes históricamente militaron en contra de las políticas de incentivo del Estado, quienes cuestionaban a los “choriplaneros”, ahora exigen una política similar al crédito por $150 mil a tasa cero y con seis meses de gracias que se les brinda a 330 mil monotributistas. En una economía con el 50-55% de inflación anual, eso implica un subsidio; si se llegara a devolver, sólo se pagaría la mitad. Muchos de ellos están más cerca de corresponderles hacerse cargo de la fuga por los u$s 86 mil millones de dólares durante el Macrismo, que de obtener más beneficios del Estado.

Política obligatoria

Sería políticamente una necedad para el Gobierno Nacional, y hasta suicida desde el punto de vista de la salud pública, desconocer que hay gobernadores opositores. Mucho más que la Ciudad y la provincia de Buenos Aires están integradas física y socialmente en el AMBA. Sin embargo, desde distintos sectores opinan con liviandad sobre la convivencia en buenos términos –políticos- entre el presidente Alberto Fernández, y en menor también del gobernador Axel Kicillof, con el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta. No sólo es lo que votó la sociedad, sino que es aún más lo que apoya y pondera según lo reflejan las encuestas. Los tres ejecutivos gozan de una altísima imagen de gestión y la “gente” acompaña sus medidas y sostiene la cuarentena. Al menos desde lo discursivo, lo que los “otros debieran hacer” aunque “yo me vaya a lo de mi novia/abuela/amigo”. Así lo refleja el último estudio de Raúl Aragón y Federico González entre residentes en el AMBA:  casi el 75 % considera “eficaz” la cuarentena para enfrentar el Coronavirus, el 78 % prefiere seguir con el aislamiento y  el mismo índice evalúa como buena o muy buena la gestión del Gobierno Nacional; sólo el 7.7 % la cuestiona.

Otro punto es la cada vez más notoria protección mediática con la que cuenta el Jefe de Gobierno, que no debiera llamar la atención si se recordara que pertenece a Cambiemos. Esta semana en América llegaron a “provincializar” los barrios de la Ciudad para que, sumados, no queden como el distrito donde más casos de Covid se registran; esto es, mostrar lo que sucede. Claro, denunciar el comportamiento del canal colega sería “politizar” la información. ¿Presentar el barrio de la villa 31 de Retiro como si fuese una provincia separada de los otros barrios porteños, no es “hacer política”?
Salud, economía y política; sociales, preventivas y obligatorias. Así es la política porque así es la sociedad. No son esferas escindidas, son aspectos que se vinculan y condicionan mutuamente.