Panorama político. Aperturas, de sesiones del Congreso y de acciones ordinarias de la oposición
Alberto Fernández tuvo su primera apertura de sesiones ordinarias del Congreso, y a menos de tres meses de haber asumido la presidencia, ya enfrenta el primer lockout económico de la autodenominada Mesa de Enlace. La oposición política, que es mucho más amplia y poderosa que la meramente partidaria, dio inicio formal a sus acciones ordinarias para defender sus privilegios. “El campo”, en singular, como se autodenominan los dirigentes de las cuatro principales organizaciones de ganaderos y agricultores; el Poder Judicial, abroquelándose contra el límite a sus jubilaciones de privilegio y la reforma judicial; los grandes medios hegemónicos de comunicación, que “ordenan” a las distintas facciones del capital. Todos ellos oponiéndose abiertamente a las reformas impulsadas por el Gobierno. Por ahora, el sector financiero y el capital internacional, representado por el FMI, se avienen a la negociación. El empresariado local (no necesariamente nacional), por el momento, escucha el mensaje que, en la cara, le da el Presidente. No significa que lo haya aceptado. Tampoco que esté dispuesto a ser conducido sin más por la Mesa de Enlace, como ocurrió en 2008. Movieron: apertura de sesiones y de acciones…
“Las negras”
Como los poderosos se identifican con “las blancas”, “las negras” le corresponden al Frente de Todos. El Presidente fijó las líneas en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso. Como es él, fue claro y respetuoso, pero tajante: “Comencemos por los últimos, para poder llegar a todos (…) Tenemos la decisión irreversible de terminar, para siempre, con los sótanos de la democracia (…) Nunca más a un endeudamiento insostenible (…) Nos hemos ocupado de mejorar las condiciones para los productores del campo (…) No es posible que con la moneda estabilizada y las tarifas congeladas, al igual que los combustibles, el precio de los alimentos siga creciendo”. Cinco líneas para cuatro poderes: el Judicial, “el Campo”, los formadores de precios y los acreedores externos y locales. Todo supeditado a quienes deben ser los verdaderos privilegiados: las/os postergadas/os.
La movida política está hecha, pero los otros también juegan. Esta obviedad no corresponde sólo al fútbol, sino también a la política, más aún cuando el rival es más poderoso que el equipo propio: pone las reglas y maneja el VAR. El cuerpo técnico lo sabe, tanto Alberto como Cristina, que fue quien lo eligió; también Sergio Massa y todo el Partido Justicialista. No así todos y todas los de la hinchada: hay sectores de la militancia que parecen no dimensionar en su justa medida las condiciones en las que se juega la partida. Pese a que hace tan sólo tres meses tenían un diagnóstico exacto de la situación del país. Ahora algunos reclaman estar ganando por goleada a los cinco minutos del primer tiempo; más que difícil, imposible.
“Las blancas”
La Mesa de Enlace convocó a un lockout económico, con cese de comercialización de granos y hacienda. Ya lo vivimos cuando todos y todas “éramos el campo”… Pasaron cuatro años donde comprar carne era casi un lujo, con la inflación que llegó al 53.8%. Se podían comprar dos millones de dólares, sí, pero no todos pudimos concretar ese sueño. Resulta que el llamado “cepo” no era tan mala palabra, sino que resultó una necesidad imperiosa para un país con fuerte restricción externa. Sin embargo, ahí están de nuevo: a menos de tres meses de haberse convertido en lo que nunca debieron dejar de ser, oposición.
La FAA es la que tiene a la “masa” de productores; las otras tres son mayoritariamente organizaciones de cúpulas.
El Gobierno intentó, y logró, no repetir errores: segmentó los derechos de exportación (retenciones), preservando a los agricultores familiares y las economías regionales. Parecía que alcanzaba para quebrar las cuatro patas de la Mesa de Enlace, y que solamente Confederaciones Rurales Argentinas (CRA, fuerte entre los ganaderos) iba al paro. Parecía, pero no, se sumaron la Sociedad Rural (previsible), y también Coninagro y Federación Agraria Argentina. Lo de la FAA es más que llamativo, inclusive hay regionales que no adhieren al paro, pero su conducción resolvió sumarse para preservar la “unidad” con los grandes productores. Ello pese a que el tres por ciento extra de retenciones sea destinado a compensar a los pequeños productores. Económicamente insólito, políticamente más previsible. La FAA es la que puede garantizarle a la Mesa la movilización, es la que tiene a la “masa” de productores; las otras tres son mayoritariamente organizaciones de cúpulas.
Las otras “reinas blancas” son los jueces: tienen una partida personal, sus jubilaciones de privilegio. Además, resisten la reforma judicial, particularmente la del fuero federal. Las fichas del ajedrez son 16, más que los jueces federales, sólo 12. No quieren que se amplíe el fuero porque licuaría su poder. Tampoco el juicio por jurados, un elemento democratizador de “la justicia”. ¿Qué es eso de que el pueblo también haga justicia?, piensan. Ni hablar de la limitación al accionar de los espías de la AFI, algunos de los cuales con fundadas sospechas de asociación con ex juez fallecido Claudio Bonadío, el fiscal Carlos Stornelli y de muchos de los funcionarios de Cambiemos. Casualmente, los socios de la alianza que gobernó el país cuatro años, se oponen a la reforma. El columnista de La Nación, Carlos Pagni, reconoció por TN que el diario apretaba a los jueces con posibles títulos catástrofe para que procesen a ex funcionarios del gobierno de Cristina; a confesión de partes…
Lo determinante será que el pueblo no se quede en el rol de espectador.
El empresariado local por ahora no grita, escucha al Presidente: “No es posible que los precios sigan subiendo; seremos inflexibles”. Sin embargo, los empresarios hacen su movida, que es “mover” los precios. De todas maneras, no parece tan claro que en esta etapa acepten pasivamente ser los “peones” de “el Campo” como lo fueron en 2008, alineándose detrás de sus reclamos. No está claro, en síntesis, que la facción del capital que ordene a las restantes sea la de los grandes productores. Ya “cobraron” por demás con Mauricio Macri. El sector financiero también. En cambio, el industrial, en términos generales, perdió. Sentirá que es “su” momento, aunque no necesariamente sea “su” gobierno. “Estamos dejando atrás una política económica centrada en la especulación, para volver a poner el foco en el trabajo y la producción”, sentenció Alberto. Una jugada a favor de los industriales. Esperemos que la entiendan y tengan, una vez, una visión de verdadero empresariado nacional.
Movidas, extraordinarias de unos, de abajo hacia arriba; ordinarias de los otros, de arriba hacia abajo. Un juego político, donde lo determinante será que el pueblo no se quede en el rol de espectador y tome partido, esta vez a favor de sus propios intereses.