En Ezeiza con D´Elía: “La ex embajadora de EE.UU. le pidió a Macri que me metiera preso”
“En el cable de EE.UU. 1222 inciso 4C, la (entonces) embajadora Vilma Martínez le pide a Macri que meta preso a D´Elía por el episodio de la protesta en la comisaría de La Boca, luego del asesinato del militante Martín “el Oso” Cisneros. En total, hay 82 cables de WikiLeaks que lo mencionan”. Así, en tercera persona, Luis D´Elía traduce el cable de WikiLeaks donde el gobierno de los EE.UU. le solicita al hoy Presidente la detención del “piquetero activista social”.
Según el cable 1222, la ex embajadora asegura haberse enterado por la prensa que un juez había desestimado los cargos contra D´Elía por haberse apoderado de una “estación policial” a pesar de la fuerte evidencia contra él, “incluyendo un video”. Allí, Macri respondió que consideraba que ese auto judicial de exculpación de D´Elía representaba “un ejemplo acabado de la susceptibilidad judicial a la intimidación (política), pero que la decisión sería apelada”. Esto, es, Macri responsabilizaba a la supuesta presión política de aquel momento por haber exculpado al dirigente social, pero confiaba en que seguramente habría apelación, y así fue: durante su gobierno D´Elía fue encarcelado.
Ingresar al Servicio Penitenciario es un trámite que puede demorar meses. Una es prepararse para ingresar, y otra ingresar.
Para ingresar al Servicio Penitenciario 1 de Ezeiza donde se encuentra D´Elía cumpliendo la pena de tres años y nueve meses por la toma de la comisaría de La Boca, hay que pasar varias puertas, un escanner y controles de los penitenciarios. La primera vez suele traer complicaciones extras, como quitarse la campera si es de color gris porque puede confundirse con el uniforme del personal del Servicio Penitenciario. Ése es el instante en que la visita se entera que tampoco puede ingresar con una torta o ningún otro alimento con relleno. Celulares, grabadores o cualquier dispositivo electrónico que suelen utilizarse para hacer una nota periodística ya habían sido resignados anteriormente, en un trámite que puede llevar meses. El plazo sirve, sí, para ir preparándose para la desagradable experiencia de ingresar a la cárcel de máxima seguridad de la Argentina; pero una cosa es prepararse y otra ingresar.
A excepción de su voz aguda, cuesta reconocerlo: D´Elía pesa 32 kg. menos que cuando ingresó a la cárcel.
Luis D´Elía se encuentra en la celda 19 del Pabellón B del Módulo 1. Llega a una pequeña salita gris que también se confunde con el uniforme de los penitenciarios, donde Agenda Sur lo espera desde hace varios minutos. A excepción de su voz aguda, cuesta reconocerlo: pesa 32 kg. menos que cuando ingresó a la cárcel. Primero estuvo cuatro meses en Marcos Paz, y ahora, luego de unos días en libertad, cuenta otros cinco en Ezeiza. Está de buen humor, saluda afectuosamente y comparte unos mates con la misma amabilidad que solía recibir a sus compañeros de docencia y la militancia en El Tambo, su barrio de toda la vida en La Matanza. Allí ejerció como maestro, hoy está jubilado. “Tengo tres bypass en la base del corazón que generan que el corazón me funcione al 70%.”, cuenta levantándose la remera para mostrar las heridas. “Además, soy diabético. Bajé 32 kg”. El dirigente de la Federación Tierra y Vivienda asegura que está allí porque se llama Luis D´Elía; porque la ex embajadora se lo pidió a Mauricio Macri cuando era Jefe de Gobierno de la Ciudad. Lo cierto es que él cumple su condena en prisión, mientras el asesino del dirigente social Oscar “El Oso” Cisneros está libre. D´Elía y otros militantes ocuparon en 2004 la comisaría 24 de La Boca reclamando justicia, porque denunciaban el encubrimiento policial del “dealer de la zona”, Juan Carlos Duarte, responsable de la muerte de Cisneros, pero hoy libre. El Tribunal Oral de Menores 3 lo sentenció a una pena de 13 años de prisión, a la que se sumaron otros 2 años y 9 meses de una condena anterior del Tribunal Oral en lo Criminal 7 de Lomas de Zamora. Cumplió 12 años, y a mediados de 2016 recuperó su libertad.
“Todos los que tuvimos algo que ver con la Cumbre contra el ALCA en Mar del Plata estamos muertos o presos”, ése es, según D´Elía, el “argumento” de su detención.
D´Elía resalta que es la única persona presa en el país por un delito de estas características. El dirigente social cumple en Ezeiza una condena de tres años y nueve meses confirmada por la Cámara de Apelación, que redujo la inicial de cuatro años que había dictado el Tribunal Oral número 6 por los delitos de “atentado contra la autoridad, usurpación del espacio público, instigación a cometer delitos, lesiones y privación de la libertad”. Considerando las condiciones de privación de su libertad, se encuentra bien, y rescata el trato profesional del personal del Servicio Penitenciario de Ezeiza. “El problema es la Justicia”. Diferente es la situación en Marcos Paz: allí hacen caminar a los presos con las manos en la nuca mirando al piso, como si ese trato fuese parte de la condena de la justicia. Lee, tiene buena relación tanto con sus compañeros de prisión como con el personal del Servicio Penitenciario, se define “preso político” y espera: “ni indulto ni amnistía; quiero justicia”. Para D´Elía, mucho tuvo que ver la movilización contra el Tratado de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en 2005 encabezada por los entonces presidentes Hugo Chávez, Lula da Silva y Néstor Kirchner en 2005. Ése es, según D´Elía, el argumento de su detención: “Todos los que tuvimos algo que ver con el no al ALCA en Mar del Plata, estamos presos o muertos.”