Panorama Político: Avances y resistencias
En una sociedad con desigualdades estructurales, no modificar la realidad es perpetuar los privilegios de los sectores sociales que históricamente se posicionaron en la cima de la pirámide social, y segregar a las mayorías populares. El gobierno de Alberto Fernández busca modificar paulatinamente este status quo. Lo hace lentamente porque en el Frente de Todos son conscientes de la precaria y coyuntural correlación de fuerzas con la que gobiernan. El veranito político del inicio del mandato ya terminó, si es que en algún momento comenzó. Cada interés, pequeño o importante, que Alberto intenta tocar, aparecen los resortes de “el poder”, mostrando que el político es el único que hoy juega para el otro lado; los económicos, judiciales, mediáticos, y gran parte de los culturales simbólicos, están cooptados por los sectores dominantes. Los pequeños y grandes avances sociales del Gobierno se topan con las duras resistencias de los privilegiados: de las clases altas, medias altas, y de aquellas que no siéndolo, por aspiraciones, colonización cultural o torpeza política, juegan a favor de la derecha conservadora.
El ejemplo más explícito se vio esta semana con la media sanción al proyecto que limita las obscenas jubilaciones de privilegio de jueces, fiscales y personal diplomático. Más allá que sean de 400 o 300 mil pesos, es indignante que quienes deciden si un empleado despedido debe o no cobrar una indemnización; tiene legitimidad o no para hacer un corte de ruta o prefieren procesarlo; y meten preso a pobres con mucha más facilidad que cuando el acusado es un empresario, se consideren parte de un estamento social privilegiado. Las clases presuponen el ascenso o descenso social, los estamentos son inmutables. La decisión de Juntos por el Cambio era no apoyar el proyecto, porque los afectados fueron parte integrante de su alianza de Gobierno. Pero como no querían pagar el costo político de oponerse a una medida tan popular, plantearon con un escándalo mediático, la insólita movida de llevar a la “justicia” una política que afecta al Poder Judicial. El argumento de los grandes grupos de medios hegemónicos es el supuesto vacío que se produciría con el retiro masivo de jueces para… preservar sus jubilaciones de privilegio. De su sigla nominal, la UCR sólo conserva el sentido, y hasta ahí nomás, de Unión; lo de Cívico ya suena más patético, y lo de Radical, un oxímoron, una contradicción en sí misma. Mario Negri, jefe del interbloque Cambiemos, defiende el que no cambie nada. Deberían rebautizarse como “Conservemos.” Con la excusa de tener su propio dictamen de minoría, los dos diputados troskistas se abstuvieron. En breve se verá la pelea de fondo: la reforma del Poder Judicial.
Otros de los avances, una reconquista para ser más exactos, se vio con la vuelta de la Paritaria Nacional Docente. Ley suspendida por decreto, sí por decreto por los republicanos de Cambiemos, fue convocada por el Gobierno Nacional, donde se acordó un salario inicial para el cargo testigo de maestra/o de grado de jornada simple, sin antigüedad, de $23 mil. Debiera ser superior, claro está, pero aquí lo central es que es igualador para todo el país, y eso es lo progresista. Recordemos que venimos de una gestión que consideraba que las provincias que no pueden pagar el mínimo, se debían perjudicar, éstas, sus docentes y las/os chicas/os que asisten a esas escuelas. Aquello de “caer en la escuela pública…”
Por supuesto que toda la energía política del Gobierne sigue enfocada en la reestructuración de la deuda externa, la gran y verdadera pesada herencia. Va bien encaminada con el FMI, es cierto. Pero también lo es que lo más complejo será el acuerdo con los distintos fondos de inversión privados. No será un solo acuerdo y ya, seguramente algunos apostarán al default. Otra vez, es lógico que los de afuera apuesten a la destrucción y la consecuente especulación. El problema es cuando muchos de “los (que supuestamente) son de acá”, juegan para allá. Ejemplo, nuevamente, los funcionarios del gobierno de Mauricio Macri que estuvieron de los dos lados del mostrador. Ahora están de uno solo, y no del argentino precisamente.
Será el primer discurso de Alberto Fernández de apertura de sesiones ordinarias del Congreso, donde expondrá sus políticas y proyectos que enviará al parlamento. Seguramente el de la despenalización del aborto; ojalá sea de legalización. Con todo, será otro avance, que lógicamente tendrá fuertes resistencias conservadoras.
Alberto desarticuló rápidamente un conflicto que, si hubiese crecido, le podría haber traído un problema de cara a la marcha contra el golpe cívico-militar del 24 de marzo. Si no se hubiera reunido con los representantes del Instituto Espacio para la Memoria (IEM) en general, y con Nora Cortiñas en particular, esa bola de nieve hubiera crecido y vaya a saber adónde hubiera terminado. El Frente de Todos es eso, un Frente, pero en este tema no parece haber diferencias: Memoria, Verdad y Justicia. Con el Presidente, no hay dudas. Sin embargo, fue necesario que aclarase lo obvio: “dar vuelta la página” de un libro no significa no tener memoria, al contrario, es precisamente “leer” con exactitud los nombres de los responsables del genocidio, y no inculpar de tamaño delito de lesa humanidad a quienes no marcharon durante esa etapa. “Me resultó tan agradable como fue Néstor (Kirchner) las veces que lo vi”, sentenció Norita; asunto terminado.
Avances: como el impuesto del 30% a la compra de moneda extranjera para la promoción y financiamiento de la inclusión social, la tarjeta Alimentar, el congelamiento de tarifas y el aumento a jubilados y a la AUH. Resistencias: a la reforma judicial, al límite a las jubilaciones de privilegio o al aborto legal. Los sectores populares tienen mucha más experiencia de resistencias, que de Gobierno. Los sectores dominantes, de decisiones unilaterales que los beneficiaron históricamente. Atravesamos uno de esos períodos históricos donde, parece, que la taba se dio vuelta. Pero es eso, un juego político. Hay dos equipos, cada uno con sus aliados y detractores. Las reglas casi siempre las pusieron los mismos. Veremos hasta dónde da la correlación de fuerzas para modificarlas.