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Internas de Fondo: que Dios nos ayude…

El acuerdo con el FMI. La unidad del Frente de Todos en serios riesgos. El destino del Gobierno. Y lo que podría llegar a venir…

“Nunca esperen de mí que firme algo que arruine la vida del pueblo argentino, nunca, nunca. Y espero que me entiendan, porque si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o que claudique ante un laboratorio, se equivoca. No lo voy a hacer. Antes me voy a mi casa, porque no tendría realmente cara para entrar en esa sala si hiciera algo semejante”. ¿Quién lo dijo..?

Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que condicionara la vida de los argentinos era el límite de Cristina. Y a juzgar por el comportamiento de su hijo Máximo Kirchner, el límite se cruzó.


 Si respondieron Cristina Fernández acertaron, si eligieron Alberto Fernández, también. El sábado 27 de noviembre de 2011, Cristina publicó una de sus ya clásicas cartas políticas. Por esos días, en Agenda Sur nos animamos a definir que ésa no era una más, que en esa frase se explicitaba cuál era su límite para sostener la unidad del Frente de Todos. “Tampoco olvido y, además comparto plenamente, el discurso del Presidente de la Nación del pasado 9 de julio en la conmemoración de la gesta de la Independencia en la Casa de Tucumán”, escribía Cristina, apropiándose y a la vez exponiendo a Alberto Fernández. La Vicepresidenta consideraba que estaba todo dicho, sólo quedaba espacio para unas pocas palabras suyas: “Que Dios y la Patria los ilumine a todos y todas. Los argentinos y las argentinas lo necesitamos”. Esto es, más o menos, de lo contrario que “Dios nos ayude”.

Captura de pantalla del video presentado por La Cámpora.

Desacuerdos por el Acuerdo

Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que condicionara la vida de los argentinos era su límite. Y a juzgar por el comportamiento de su hijo Máximo Kirchner, el límite se cruzó. Hasta aquí no hay una evaluación del acuerdo con el FMI, sino una descripción de los hechos que preanuncia la ruptura del Frente de Todos. Tantas veces consideramos la unidad como condición indispensable, no suficiente, para sacar al país de la profunda crisis en la que lo dejó el gobierno neoliberal de Cambiemos. “El Fondo Monetario Internacional ha actuado como promotor y vehículo de políticas que provocaron pobreza y dolor en el pueblo argentino”, dice el twitt de La Cámpora que preanuncia el voto en contra del acuerdo. Sería muy decepcionante verificar que las disputas internas hayan sido priorizadas sobre el objetivo supremo del bienestar general…


Máximo Kirchner renunció a la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados. No lo hizo ni a la secretaría general de La Cámpora, ni a la presidencia del Partido Justicialista de la pcia. de Buenos Aires. Sin que suene a chicana, tampoco a su condición de “hijo de”; ése es un pergamino que ostenta y que, quizás, haya colaborado por demás en el hecho de haber reunido tantas responsabilidades políticas. Como diputado, banca a la que no resignó, se ausentó de la apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación, uno de los discursos más importantes del año de un Presidente, el suyo. Máximo sostiene que el acuerdo con el FMI no concuerda con sus convicciones, lo que es entendible. Y hasta honesto políticamente de su parte, ya que implicaría un “cogobierno” con el FMI. Es cierto, pero no sería nada nuevo, ya cogobiernan desde 2018.

La Cámpora: “El Fondo Monetario Internacional ha actuado como promotor y vehículo de políticas que provocaron pobreza y dolor en el pueblo argentino”;  el twitt preanuncia el voto en contra del acuerdo.

El alivio que dicen sintió Máximo al dejar el cargo no lo exculpa del incumplimiento de la responsabilidad política que había asumido de conducir el bloque de un Frente heterogéneo, no de un partido o agrupación. Cuando se asume un cargo de tal envergadura se asumen también sus consecuencias…Además, es extraña la situación de presidir un partido a nivel provincial que discrepa con la conducción del mismo partido a nivel nacional; el presidente del PJ es Alberto Fernández.
Si el Gobierno no cumpliera con sus objetivos de campaña, sería el fracaso del Frente de Todos, y de todos y todas sus integrantes; cuanta más responsabilidad, mayor el costo. Es un pensamiento político pequeño preocuparse sólo en “no quedar pegado”, y además falso. Pese a su juventud, le será difícil a Máximo reposicionarse políticamente.
Éste siempre fue pensado como un “Gobierno de transición”. Cristina eligió a Alberto porque sabía que era indispensable sumar a los gobernadores, la CGT, los movimientos sociales y el Frente Renovador al Kirchnerismo puro, para ganarle así las elecciones a Cambiemos. Funcionó electoralmente; está en crisis como coalición de Gobierno. Parecía que habíamos aprendido de lo que había costado “no militar a Daniel Scioli, no hacerle campaña”; parecía…
Todos acordábamos en el diagnóstico de endeudamiento y condicionamiento en el que había quedado la Argentina tras los cuatro años de Mauricio Macri.  Pasaron dos años –pandemia incluida-, y muchos parecen haber olvidado ese diagnóstico, o al memos ya no le dan el peso que le otorgaban antes. Ahora pareciera que negociar con el FMI es mucho más sencillo de lo que parecía. Ahora pareciera que el default no sería aún peor para las clases populares que un acuerdo que, en términos generales, no es otra cosa que “patear los pagos para adelante”. Después, indefectiblemente habrá que renegociar porque se tornará impagable nuevamente, esperemos en mejores condiciones políticas en América Latina. ¿No decíamos que nos habían endeudado por 100 años? Bueno, van dos… Ah, y en ese lapso “la sociedad progre” volvió a votar a quienes nos endeudaron.

  El Frente de Todos funcionó electoralmente; está en crisis como coalición de Gobierno.

Según la lectura del preacuerdo con el FMI, las condiciones no constituyen un ancla al desarrollo y la recuperación en la dimensión como sí lo serían  los pagos que hay que hacer este año, o un eventual default. ¿Se podría haber negociado mejor? Es difícil saberlo, pareciera que se hizo todo lo posible. ¿Alcanzará? Veremos, sobre todo cuando se conozcan los “detalles” que faltan. Pero da la sensación que las peleas políticas se dan desde adentro. Desde afuera sólo se da testimonio.
Alberto Fernández no construyó en estos años una “épica” para ir de frente contra el FMI. El grueso de la sociedad tampoco votó eso, sino solamente que se le “reordene” un poco la vida. La Cámpora o el Kirchnerismo tampoco militaron la correlación de fuerzas necesaria para dar semejante disputa. No era el perfil de este Gobierno, no fue ése el Presidente elegido para poder ganar las elecciones.

Si Dios no nos ayudara…

El PRO de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y equipo hizo un papelón institucional al abandonar el recinto durante el discurso del Presidente. La UCR y la Coalición Cívica se quedaron a escuchar a Alberto Fernández. Otra vez: no existen los “halcones y palomas”, sino los intereses personales en una coalición de derecha. ¿Acaso Larreta no era calificado hasta hace unos días de “paloma”?  ¿O ahora Gerardo Morales es “tibio” porque no se retiró?

Juntos por el Cambio: el PRO se fue de la apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso; la UCR y la CC se quedaron.


“Juntos” definieron una estrategia al inicio del mandato de Alberto: no dejarlo gobernar, desestabilizarlo con cuanto tema aparezca-“el veneno” de las vacunas, la “infectadura”, incentivar la rebelión de la policía de la Provincia, generar corridas cambiarias o boicotear el arreglo de la deuda externa-. Nada bueno se podrá esperar si el neoliberalismo regresara al poder.
Hay militantes en el Frente de Todos que consideran que “perder una elección” no sería tan grave. Ésa idea ya lo probamos en 2015 y así nos fue. Si Alberto se fuera “mal” del Gobierno en 2023, no vendrían ni Cristina ni Máximo, sino la derecha más dura fortalecida y con el Peronismo deslegitimado. Otra vez el riesgo vuelve a ser importante. El acuerdo podría darle tiempo al Gobierno para que gestione sin olvidarse de sus mandatos originales: arreglar la macroeconomía de la deuda y reorganizarle la vida a la gente. Es la única opción, no hay otra, al menos en el campo popular. La “carta” de la unidad parece estar echada, para algunos el límite se superó.  El pueblo espera que no, esperemos que no…

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