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Primera vuelta del giro a la derecha de Bolivia

El próximo 19 de octubre Bolivia tendrá un nuevo Presidente y será de derecha. Está confirmado que el país girará radicalmente al opuesto del arco ideológico, luego de que el Movimiento al Socialismo (MAS) llegara al poder en enero de 2006. Generalizando, serán casi 20 años de gobiernos de izquierda, más allá de que la actual gestión de Luis Arce tenga rasgos diferenciados claros de haberse alejado de su mandato original, como es la persecución política a líderes populares, incluyendo la del expresidente Evo Morales. Resta saber si ese giro será de 180º o será un poco más atenuado, lo más probable, pero ya no hay margen: virará a la derecha. Los dos postulantes que llegaron al balotaje pertenecen a esa línea política: Rodrigo Paz Pereira, el gran candidato a la presidencia, y su rival, Jorge “Tuto” Quiroga. El tercero, quien quedó afuera del balotaje, Samuel Doria Medina, con su 19% ya dio su apoyo a Paz.
Con voto obligatorio, la participación fue del 88%, parecida a las anteriores elecciones. Los votos válidos sumaron un 78% y los blancos 2,4%. El otro gran dato fueron los sufragios nulos convocados por Evo Morales que llegaron a 19,2% (+ 400% respecto a 2020), y representa una tercera fuerza electoral, según el relevamiento de Celag Data.
De los ocho candidatos hombres que había (ninguna mujer), cinco son de línea neoliberal privatizadora, dos proceden de la división y la renovación del MAS, y uno de centro. Con los resultados obtenidos, la Asamblea Legislativa, diputados y senadores, tendrá una abrumadora mayoría alineada con ideas conservadoras y neoliberales.

La “Paz” de Bolivia

Rodrigo Paz Pereira, 57 años, (Partido Demócrata Cristiano) ganó la primera vuelta electoral con el 32.1% (el 21% efectivo del padrón electoral), fue la sorpresa y todo indica que será el próximo Presidente de Bolivia. Nació en España por el exilio de sus padres durante los gobiernos militares de su país. Es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora – proveniente de la social democracia- que devino en un gobierno privatizador y neoliberal- Exdiputado, exalcalde, economista de profesión, Rodrigo Paz estudió relaciones internacionales y tiene una maestría de gestión política en la American University de Washington, y actualmente es senador por la fuerza opositora Comunidad Ciudadana (CC), del también expresidente de derecha Carlos Mesa (2003-2005).
Su carrera política la hizo desde Tarija, la principal región productora de gas, conocida como “la billetera del país”. Quizás sea por eso que expresa sus reclamos autonómicos y que su campaña se enfoca en una descentralización del Estado para darle mayor presupuesto a los Departamentos. Beneficio para las regiones más ricas, perjuicio para las más postergadas.
El plan de gobierno del Partido Demócrata Cristiano, titulado Agenda 50/50, se basa en tres ejes. El primero habla de una “asfixia” en la que el Estado concentra cerca del 85 % del presupuesto nacional, y pide un modelo que redistribuya los fondos en mitades, una para el nivel central y la otra para entidades territoriales y universidades públicas.

Rodrigo Paz y su vice, Edman Lara

El candidato, además, propone lo que denomina “Capitalismo para todos” o “Platita para todos”: un programa de créditos accesibles, facilidades tributarias para impulsar la economía formal y eliminar barreras de importación a productos que Bolivia no fabrique, lo que incluye la “eliminación” de la aduana. “Vienen tiempos mejores. Bajar aranceles, bajar impuestos, harto crédito, platita para todos”, aseguró en pleno festejo Rodrigo Paz. No parece factible que un Gobierno beneficie a todos y no perjudique a nadie. Alguno debe pagar los costos. El tercer eje que remarca es la reforma de la Justicia y la lucha contra la corrupción, a la que califica como un problema estructural del país.
Su compañero de fórmula en el PDC es el ex capitán de policía Edman Lara y fue clave en el triunfo; le aportó muchos votos a Rodrigo Paz. Lara se hizo popular en las redes sociales por sus revelaciones de supuestos casos de presunta corrupción en la institución policial, hasta que en 2024 fue dado de baja… 
Antonio Abal, ex cónsul boliviano en Argentina, periodista y activo militante de izquierda, lo describe así. “Era habitual verlo en las redes; quejándose primero de su situación económica, de las torturas de que había sido objeto en su detención y, en general, del maltrato. Finalmente, que se había quedado sin recursos económicos y tenía que recurrir a trabajos de diferente modalidad, como por ejemplo vender ropa en unos puestos callejeros. Él transmitía todo esto como una problemática personal y empezó a tener muchos seguidores, convocando a los sentimientos de los que le seguían. Ya no se puede discutir que fue el capitán Lara el que traccionó la mayoría de votos para que Rodrigo Paz esté en la situación que tiene hoy”.
Paradójicamente, ahora los medios de comunicación ubican a Rodrigo Paz como “socialdemócrata o, incluso, de centro izquierda”.  “Yo creo que es la figura más potable para EEUU. Es llamativo que haya ganado, por ejemplo, en zonas rurales como el caso de La Paz u Oruro. Es visto como el mal menor”, explica Antonio Abal.  Su propuesta es absolutamente neoliberal: privatizaciones, “achicar el Estado” y de entrega de los recursos naturales, y la ya mencionada descentralización económica departamental. “Es la propuesta del poder agro industrial en Bolivia, que quiere tener la sartén por el mango en el tema de tierras. La industria desde hace mucho tiempo tiene una agenda que es la de expansión de su frontera agrícola en las grandes zonas de la Amazonia boliviana, y la introducción de transgénicos, presentándola como biotecnología”.

El conservador Jorge “Tuto” Quiroga, expresidente de Bolivia y actual candidato de la alianza Libertad y Democracia, salió segundo (26.8%) en la primera vuelta y será su retador: “Soy un hombre de libertad, de libre comercio”, afirmó. Quiroga defiende la “motosierra, machete, tijera y todo lo que encuentres” para recortar gastos superfluos.
Nació en Cochabamba en 1960, estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Texas y obtuvo una maestría en Administración de Empresas. En 1988 se sumó a Acción Democrática Nacionalista (ADN), el partido fundado por el dictador Hugo Banzer Suárez, el único latinoamericano que consiguió retornar a la presidencia en 1997 por la vía democrática.
Si “Tuto” Quiroga fuera el ganador, como él mismo dice, el “Cambio será radical”: propone disciplina fiscal, digitalización del Estado y apertura hacia el comercio internacional. Expresión de la más extrema elite racista boliviana, con Quiroga los movimientos sociales e indígenas serán mucho más perseguidos, y a Evo Morales le resultará muy difícil evitar la cárcel.

La derecha en Bolivia

El giro a la derecha es tan marcado que el riesgo latente es la pérdida de todos los derechos logrados durante los gobiernos del MAS. Sus internas, los egos de sus dirigentes y los personalismos son los grandes responsables de sus consecuencias.
Para el politólogo Jorge Ritcher, “el desafío para estas elecciones es la construcción de un proyecto nacional que contenga a los distintos grupos nacionales del Estado boliviano. Las sociedades organizan su convivencia, y debe ser en base a la igualdad, y recién después pueden empezar a hablar de modelos económicos de desarrollo. La derecha no tiene un proyecto de país”.
El dirigente Antonio Abal coincide con el diagnóstico: “El peligro más grande que ahora tenemos en Bolivia es la revisión de la Constitución. Una reforma constitucional para anular el Estado plurinacional”. Claro que habrá resistencia y la implementación de un proyecto que expulse a las mayorías indígenas no será una tarea sencilla para el nuevo Gobierno. “Va a haber liderazgos ahí en el Trópico de Cochabamba. Y veremos hasta dónde en el balotaje se puede ampliar, si se mantiene, la consigna del voto blanco”.
Para Silvina Romano, directora del Observatorio de la Guerra Legal, “ese sector es muy probable que reclame sus derechos a ser representado, y en Bolivia lamentablemente hay antecedentes de mucha violencia. Lo que se viene no es tranquilizador. Esta apariencia de democracia tiene un costo muy alto: como ya sucedió en Ecuador, el costo es que se vacíe la democracia”.
Dada su estratégica y atractiva cualidad geopolítica, Bolivia está ubicada en el corazón de América del Sur. Como tiene el reservorio de litio más grande del mundo, además de su riqueza en gas y minerales, es codiciada por las potencias extranjeras.

La pelea entre Evo Morales y el presidente Luis Arce: la responsabilidad en la caída del MAS en Bolivia.

Cuando MAS es menos

Luis Arce fue el candidato con mayor número de votos obtenidos en la historia de los comicios presidenciales en Bolivia: tres millones 400 mil ciudadanos le dieron el triunfo en noviembre de 2020 con un aplastante 55,10 %. Superó la primera votación ganadora obtenida por Evo en 2005 – 53,70 %. En ese momento el MAS era uno y Evo Morales y Arce estaban unidos. Ahora, la realidad es la opuesta: el actual Presidente no se presentó a la reelección por su impopularidad; su candidato, el ministro del Interior Eduardo del Castillo, obtuvo sólo el 3.17%; Andrónico Rodríguez, quien en su momento fuera el discípulo de Evo, 8.51%; y el llamado al voto nulo de Evo Morales logró 19%. La suma de las partes (30%) es menos que el todo. MAS es menos.
Sin embargo, Evo Morales “festejó” los resultados: “Expresamos nuestro profundo respeto y admiración a las compañeras y compañeros militantes de nuestro instrumento político que, en menos de dos semanas de campaña por el voto nulo, lograron un resultado histórico. Nuestra protesta se hizo sentir: votamos, pero no elegimos, y el pueblo dejó claro que la democracia no puede ser reducida a un simple trámite administrativo”.
En ese sentido, para la investigadora Silvina Romano, “estas elecciones son ilegítimas porque no pudo ser representado el pueblo indígena campesino, con su máximo líder Evo Morales, quien se encuentra proscripto. Es un proceso de Lawfare bastante claro, muy similar al sucedido en otros países de América Latina. Que hayan llegado al balotaje dos candidatos de derecha es responsabilidad de la división de la izquierda. Viene un escenario muy complejo porque el sector del voto nulo (19%) considera que estas elecciones son ilegítimas”.
La crisis económica era inocultable: elevación del tipo de cambio de 6.96 a 15 pesos bolivianos, el incremento de precios en la canasta básica de alimentos y el desabastecimiento de combustibles. Si bien Evo considera que el pueblo “no quiere privatizaciones”, los resultados parecen haber expresado lo contrario. Bolivia tendrá un Gobierno de un signo político liberal, racista y elitista que, se llegó a creer, nunca volvería al país. Como el acervo cultural es fuerte, la resistencia indígena bajará del Altiplano. Bolivia seguramente tendrá a Paz como nuevo Presidente. No obstante, y aunque parezca una contradicción, al país no le avecinan tiempos de paz.

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