Las Bases de un Estado represor
El Gobierno llamó “intento de Golpe de Estado perpetrado -aunque hayan escrito “perpetuado”- por terroristas”, a la movilización contra la sanción de la Ley de Bases. Pareció un despropósito más de una persona que suele tener desequilibrios verbales, entre otros. Pero no sólo fue una exageración infundada; era la antesala para ahora tener a las y los manifestantes presos y llevándolos a los tribunales federales. Les tiraron un código penal encima.
Hubo cinco diputados de Unión por la Patria que, como pusieron el cuerpo, salieron gaseados. Pero la mayoría volvió a decepcionar. ¿Dónde están los revolucionarios de escritorio? La columna de La Cámpora fue simbólica. ¿Su “líder”? Mínimo, como siempre. “Los gordos” -sindicatos ortodoxos y con más afiliados- de la CGT, que hasta aquí había tenido una conducta destacable entre la oposición, claudicó nuevamente; se fugó a una reunión de la Organización Internacional del Trabajo. Lindo momento eligieron. La dirigencia política, en general, siempre hay excepciones, estuvo y está ausente. Ahora no llama la atención que no convoquen a una marcha para “sacar” a esos pibes y pibas de las celdas. Sergio Massa no habló. Alberto Fernández no habló. Cristina Kirchner escribió un posteo en la red social “X”. ¿Alcanza cuando están entregando el país e intentan hacer reformas estructurales irreversibles-Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones- que después condicionará por décadas a la sociedad y a los futuros gobiernos?
Qué mal habrá gobernado el Frente de Todos para que Patricia Bullrich vuelva a ser la ministra de (in)Seguridad de la represión y los servicios infiltrados en las movilizaciones. Para que Carlos Stornelli siga como fiscal metiendo presos a inocentes, acusándolos de sedición. Para que Luis Caputo sea “otra vez” ministro de Economía, después de haber fugado 15 mil millones de dólares -en palabras del presidente Javier Milei-. Para que Federico Sturzenegger sea una vez más un hombre fuerte de la economía. Pasaron y fueron parte de los gobiernos de Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Mauricio Macri y ahora de Milei. Estos sí que son casta.
Dos dirigentes que llegaron al Senado por el Peronismo, el entrerriano Eduardo Kueider y el correntino Carlos “Camau” Espíndola votaron la Ley Bases. Y tres más se sumaron votando “en particular”. Son traidores, ni olvido, ni perdón, ni un lugar en las listas, ¡Nunca más!.
Martín Lousteau prestó el “culo”, literalmente, para darle quorum a La Libertad Avanza y al PRO, que gobiernan “Juntos”. Acumula tres hechos ya históricos, siempre con un rol patético y farsante: fue el hacedor de la Resolución 125, del enfrentamiento Gobierno de Cristina vs “El Campo”; luego se bajó de la pelea por el recuento de votos del balotaje por la Jefatura de Gabinete, contra Horacio Rodríguez Larreta, cuando todos, él incluido, pensaban que había manipulado el resultado de la elección con el voto electrónico; y ahora esto. Es detestable, inmoral y un delito que Lucilla Crexell (del Movimiento Popular Neuquino) haya votado a favor a cambio de la embajada ante la UNESCO en París. Lousteau había hecho exactamente lo mismo por la embajada durante el Macrismo en EEUU.
Ahora será otra vez el turno de los diputados entreguistas -llamados “dialoguistas”-: Miguel Ángel Pichetto, Florencio Randazzo, Rodrigo de Loredo, Cristian Ritondo y Nicolás Massot, entre los más reconocidos, no son los únicos.
La ley de Bases ya es ley, sólo falta definir si será con la redacción que votó el Senado o Diputados, si habrá menos o más privatizaciones, con la reforma previsional, con bienes personales y ganancias, en el paquete fiscal. La más reaccionaria de las dos es la de Diputados, y es la que seguramente saldrá.
Las Bases
La movilización contó con la convocatoria de Pablo Moyano de Camioneros, Sergio Palazzo de La Bancaria, la SMATA, la UOM, la CTERA y ATE, esto es, una parte de la CGT, y las dos CTA, la de Los Trabajadores y la Autónoma. Al sindicalismo, se sumaron Axel Kicillof, los movimientos sociales, los organismos de DDHH y los partidos troskistas. Las bases de esos espacios y la gente “suelta” fueron los reprimidos, hoy presos. Ellos son los que resisten la entrega del país y soportaron los gases.
Lo único bueno de esta ley es que Milei ahora no tendrá excusas, acerca de que no lo dejan gobernar y que no le votan nada. Macri sacó la reforma previsional en las mismas condiciones, con los votos justos y con una brutal represión -también de la ministra Bullrich-. Ése fue el principio de su caída. ¿Sucederá lo mismo con esta ley de Milei?
La manifestación fue multitudinaria desde la mañana, por eso la represión empezó temprano, para desalentar lo que iba a ser algo histórico a partir de las seis de la tarde cuando la gente salía del trabajo. Como las anteriores marchas, eran pacíficas, hasta que aparecieron en acción la represión de las fuerzas federales y los infiltrados, más algún lumpen que siempre hay en la sociedad. Crecía el grito de “¡La patria no se vende!”, había que callarlo.
“Estamos aquí para defender nuestro futuro y el de nuestras familias. No podemos permitir que se tomen decisiones que nos perjudican sin hacer oír nuestra voz”, declaró Elsa, para Agenda Sur, una de las manifestantes, jubilada que cobra la mínima y no llega a cubrir los medicamentos. La represión dejó unas 35 personas detenidas y más de 200 resultaron heridas, entre ellas nuestra fotógrafa Laura Melonio.
Perdimos una batalla muy importante, pero es una batalla. Lo más grave es que la resistencia no tiene una conducción centralizada, y ya muchos claudicaron. Las bases, no.
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