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#FreeAssange

Las expresiones de solidaridad con Julian Assange en todo el mundo no dejan de multiplicarse. Assange necesita que no lo olvidemos y que los periodistas de todo el mundo reclamen por su liberación. 

Assange está preso en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh – sur de Londres – esperando que la justicia británica decida si lo extradita o no a EEUU. El fundador de Wikileaks, se encuentra recluido desde mayo de 2019 cuando el gobierno ecuatoriano de Lenín Moreno lo entregó a las autoridades británicas a pedido de Washington. Había estado asilado en la sede diplomática del país sudamericano durante siete años. 

El periodista australiano está acusado de 18 cargos criminales por Estados Unidos, incluida la ley de espionaje luego de que su sitio publicara documentos clasificados y cables diplomáticos. Nada indica que el presidente de EEUU, Joe Biden intervenga para aliviar la situación de Assange. Sus preocupaciones pasan por otros asuntos, por ejemplo que los demócratas perdieron en las elecciones a gobernador en Virginia. En el caso Assange, Biden no es más bueno que su antecesor Donald Trump. Quienes decidan por la suerte de Assange lo más probable es que lo prefieran loco y preso y no muerto. Mantenerlo lejos en Londres también seria una alternativa y evitar un proceso judicial condenando de por vida a un periodista, lo que haría estallar en mil pedazos la primera enmienda de la constitución estadounidense sobre la libertad de expresión.

La defensa de Assange cuestiona las garantías de un juicio en EEUU. La semana pasada se retomó el juicio de extradición en la capital británica.  Los representantes de EEUU insisten con la entrega de Assange. Alegan que el estado psíquico del periodista no le pide declarar ante la justicia estadounidense (Assange lleva más de 9 años preso) . En la última audiencia prometieron que Assange no sería trasladado a la cárcel de máxima seguridad ADX Florence del condado de Fremont en Colorado, que recibirá tratamiento psicológico y que si es condenado podrá cumplir la condena en Australia. 

El proceso se dilata y Assange empeora física y psíquicamente. Quizás ésta sea la estrategia. #FreeAssange debería convertirse en tendencia. El daño provocado es irreparable. Es el precio que Assange paga por haber publicado. Todos estamos en riesgo.