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Represión a jubilados: la respuesta del Estado tras una vigilia pacífica

Después de pasar la noche frente al Congreso en una vigilia pacífica, los jubilados que reclamaban mejoras urgentes en sus haberes y acceso digno a la salud fueron reprimidos por un fuerte operativo policial.
 Durante la madrugada del 30 de julio, un grupo de jubilados pasaron la noche en sillas, sin gazebos ni baños químicos, porque no se les permitió instalarlos. Resistieron el frío frente al Congreso durante más de 24 horas.


Marta se quedó tejiendo toda la vigilia: “Soy jubilada y artesana, eso me ayuda a llegar a fin de mes porque con la jubilación no me alcanza. Me encantaría estar en mi casa, calentita, pero tengo que venir a reclamar porque es muy cruel lo que estamos viviendo.”

El reclamo principal apuntaba contra el veto del presidente Javier Milei a la ley recientemente aprobada por el Congreso, que contempla un aumento del 7,2% en las jubilaciones y eleva el bono mensual a $110.000. Para los manifestantes, esta medida significa un nuevo golpe al bolsillo de quienes ya sobreviven con lo justo.
Pero la situación va más allá del salario: denunciaron también el vaciamiento del PAMI, la falta de acceso a medicamentos y turnos médicos y tratamientos esenciales. En la última semana, dos jubiladas fallecieron por no haber podido acceder a los medicamentos que necesitaban. La protesta fue, además, un repudio al accionar represivo sistemático del gobierno de Milei y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Entre los heridos hubo personas mayores que tuvieron que ser asistidas por médicos voluntarios. Y siete personas fueron detenidas. 

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